martes, 9 de octubre de 2012

QUE NO AVANCEN SOBRE LAS ESCUELAS TÉCNICAS Y LA FORMACIÓN DOCENTE



Como consecuencia de la puesta en práctica de Ley Nacional De Educación y de la Ley De Educación Técnico Profesional, el gobierno nacional pretende, a través del Consejo Federal De Educación presidido por el ministro Sileoni, una homologación de títulos a nivel nacional en distintos niveles educativos, tales como las escuelas técnicas y los institutos de formación docente (profesorados). Bajo esa cobertura, el gobierno de Macri intenta implementar su reforma en la Ciudad de Buenos Aires, a través de la Resolución 1281/11.
Las reformas que se intentan imponer a los planes de estudio afectan de manera diferente a escuelas técnicas, artísticas y profesorados, pero el rasgo común, además de la imposición inconsulta, es que se atenta gravemente contra la formación de los estudiantes en los campos específicos de cada carrera. El supuesto beneficio de las reformas es la unificación, a nivel nacional, de todas las carreras y sus títulos, lo que permitiría tanto a estudiantes como a docentes la migración, no sólo de una institución a otra, sino también de una jurisdicción a otra, sin el riesgo de que sus estudios previos no sean reconocidos.
Las reformas son el requisito que impone la ley para que los títulos tengan validez nacional. Sin embargo, la homologación nacional tiene implícita la reforma de los contenidos, cosa que tanto el gobierno nacional como el de la Ciudad intentan esconder. Una vez más, más allá de los “relatos”, ambos gobiernos coinciden en materia de educación: en este caso, apuntándole especialmente a la formación técnica, que en algún momento de nuestra historia fue parte importante del fortalecimiento de la industria nacional, y hoy -después de la Ley Federal De Educación y con la nueva Ley Nacional de los Kirchner, que no ha cambiado nada esencial de la ley menemista- es el correlato educativo de una economía dependiente.

Por un lado, las escuelas artísticas sufrirían un vaciamiento destructivo que se suma al que ya vinieron sufriendo cuando les quitaron la formación pedagógica, ya que la Ley Nacional no permite otorgar títulos docentes a instituciones de nivel medio. Ya no habrá más maestros de música y plástica, sino que aquél que quiera ejercer la docencia deberá, sí o sí, cursar 5 años en un terciario. Así se le ha quitado una importante salida laboral a los estudiantes, además de una importante masa de docentes para nuestros niños de las escuelas primarias.

Por otro lado, las reformas exigidas a los institutos de formación docente (profesorados) unifican el 80% de las materias y sus contenidos, igualando las carreras y los institutos, quitándoles especificidad, y dejando abierta la posibilidad de la fusión de institutos y carreras (teniendo en cuenta el cierre de grados que llevó adelante este año el gobierno macrista). De llevarse a cabo la reforma, tanto los profesorados de matemática, los de música (conservatorios), o los de educación física, tendrían una gran cantidad de materias iguales, pretendiendo así que los futuros docentes manejen algunas generalidades de la enseñanza, algunas “reglas” que puedan ser aplicadas a uno u otro campo de conocimiento, como si cada especialidad no tuviera sus particularidades, sus propias leyes.

En el caso de las escuelas técnicas, se pretende que los estudiantes sólo sepan algunas generalidades, posibles de ser adaptadas a las cambiantes exigencias de una industria dominada por los monopolios imperialistas. Se proponen prácticas “profesionalizantes”: 200 hs. de pasantías obligatorias al final de la secundaria, que terminarán siendo mano de obra gratuita para las grandes empresas y que podrán ser utilizadas en actividades que nada tienen que ver con lo estudiado, como ha sucedido en universidades donde se implementaron sistemas de pasantías similares.
En cuanto a lo específico de la formación, por ejemplo, en la especialidad de mecánica se quitan materias fundamentales, se reducen horas de máquinas, se modifican correlatividades y, en algunos casos, se mantienen los contenidos de las materias, pero se les reduce la carga horaria. También se busca eliminar el turno noche, limitando la posibilidad de estudio a muchos estudiantes que necesitan ese turno porque trabajan.

En resumen, no habrá ya maestros de arte, sino bachilleres con orientaciones; no habría técnicos que dominen conocimientos necesarios para producir, sino estudiantes con saberes generales preparados para ser explotados en determinados monopolios; y para ser profesor se deberán seguir carreras superiores muy largas donde dominarán los mismos conocimientos generales por sobre los específicos.

La lucha que vienen llevando los estudiantes es extraordinaria, pero necesita de todo nuestro apoyo para que triunfe. Es fundamental para nosotros y para el país, que los estudiantes luchen por los contenidos.
Creemos que es necesario discutir los planes de estudios. Creemos que agregando materias de conocimiento general y quitándole relevancia al conocimiento específico, que es la base de la educación técnica, se destruye la formación en ciencia y tecnología. Creemos que la escuela técnica tiene históricamente a favor, una intensa relación entre la teoría y la práctica, cuestión fundamental para desarrollar el conocimiento en forma integral.
Esta reforma parcializa el saber para ponerlo al servicio de intereses ajenos a los estudiantes. Y en un país dependiente como el nuestro, donde las ramas más importantes de la producción están controladas por un puñado de monopolios extranjeros, esta reforma les abre la puerta para que aprovechen la formación de mano de obra barata y no especializada.

Queremos una escuela técnica y que sirva para industrializar verdaderamente el país; que forme a los estudiantes de manera integral, jerarquizando el conocimiento científico y técnico, integrando la teoría y la práctica, para que puedan vincularse con la producción de otra manera, desarrollando una industria independiente, que pueda fabricar las herramientas, máquinas o equipos que hoy se importan. Queremos una industria pensada en función de las necesidades de nuestro pueblo y no de las empresas imperialistas.



¡Suspensión de la reforma en la Ciudad!
¡No a la homologación de los titulos!

¡No a la unificación de los contenidos de los profesorados!
¡Que los planes de estudio se debatan democráticamente!
¡No a las horas de estudio generales desplazando horas técnico específicas!
¡No a la precarización laboral de los estudiantes
con las 200 hs. de Prácticas Profesionalizantes!