miércoles, 14 de septiembre de 2011

La evaluación docente

El proyecto del ministro Bulrrich

Antes de que comience el ciclo lectivo, el Licenciado en Sistemas y Ministro de Educación de la Ciudad de Buenos Aires, Esteban Bullrich, dijo estar preocupado por la calidad de la educación. Durante las negociaciones salariales deslizó, a través de distintos medios de comunicación, su intención de implementar una evaluación periódica a los docentes, cuyos salarios variarían según sus resultados.
El proyecto de Bullrich pretende aparecer como un avance más dentro de las supuestas “mejoras” que el gobierno del Pro viene haciendo a la educación. Sin embargo, desde que comenzaron las clases este año, el panorama sigue siendo el mismo que el de los últimos años: malas condiciones edilicias, varias obras diseñadas por empresas que desconocen las prioridades de la escuela y sólo se dedican a “lavar la cara” de los edificios a cambio de cifras millonarias por parte del Estado, un salario anclado en la línea de pobreza que nos obliga al doble turno, niños en situaciones desesperantes, a los que debemos contener, que reciben viandas miserables, un sindicato que calla y se justifica negociando migajas de “lo posible”.
En las elecciones de la Ciudad, ninguno de estos problemas formó parte de la campaña que polarizaron los candidatos Macri y Filmus. Sin embargo, luego del triunfo de Macri, nos enteramos, a través de los medios y sin ninguna información oficial,  que ya está organizada para este año una evaluación docente -que por ahora es optativa-, y simplemente nos “invitan” a participar.
Bullrich declaro en los medios que su propuesta está basada en un plan llevado a cabo en Ecuador, donde, además de los alumnos, son evaluados los docentes, y aquellos que obtienen los mejores resultados son incentivados económicamente.
Es decir que, según este proyecto, deberemos acreditar cursos y rendir exámenes para cobrar más salario. De esta  manera el trabajo no pago que ya hacemos todos los días (del cual el Estado es el que debería hacerse cargo), lejos de aminorarse aumentaría, y generaría una gran brecha entre quienes logren hacerlo y obtener buenos resultados en sus evaluaciones, y entre quienes –por diversas razones- no lo logren.
Hace pocos días, Bullrich anunció por los medios la creación de un nuevo  cargo docente: “Maestro de maestros”, que se encargaría de supervisar la tarea de los maestros de grado de manera distrital. Para acceder al mismo se deberá realizar un curso y aprobarlo, pero no sería un cargo ganado por concurso de manera democrática como lo dicta nuestro Estatuto, sino que este estaría generado por fuera, como lo vienen haciendo en estos últimos años. De esta manera presentan la primera iniciativa para implementar esta política, pretendiendo descargar de un modo mediático la crisis educativa, producto de las políticas de estos últimos años sobre los maestros.
Es el mismo estilo con el que vienen implementando el Plan Sarmiento, por medio del cual entregarán computadoras móviles a alumnos y maestros: a la fecha nadie sabe cuándo llegarán las máquinas, no ha existido ningún tipo de capacitación ni normativa alguna que guíe lineamientos, ni una didáctica específica para la utilización de este nuevo recurso. Golpes mediáticos, fotos y negociados encubiertos es lo que perfila a esta gestión. 

Proyectos similares en cuanto a la evaluación de los docentes han fracasado en lograr una mejora en los resultados escolares, (Ecuador, Chile, Brasil y Estados Unidos)  y los propios protagonistas lo han admitido, como es el caso de Estados Unidos durante el gobierno de Bush. La excepción estaría en el caso chileno, donde los resultados de pruebas internacionales han sido altas, pero en un escaso nivel de población ya que su fragmentado sistema educativo tiene el 57 % de la matrícula en manos privadas y la universidad es arancelada en su 100 %. Los estudiantes y todo el pueblo chileno lucha porque esa educación sea democratizada y gratuita para toda población, exigen entre otras cosas, educación de calidad para todos. La Ciudad de Buenos Aires está alcanzando esos mismos niveles de privatización en la matrícula.
Por otra parte, organismos de contralor internacional que promovieron este camino, como el PREAL (Programa de Reforma Educativa para América Latina), hoy lo critican y sostienen que atar el salario a la capacitación y evaluación no ha demostrado mejoras en la práctica. También han reconocido que los salarios de los docentes que han sido “beneficiados” por sus buenas calificaciones no han aumentado significativamente. Generalmente, el “incentivo” es, en realidad, la reasignación de alguno de los montos ya existentes en el salario. Teniendo en cuenta la habilidad de los gobiernos nacional y de la Ciudad para hacer creer a la sociedad que gozamos de aumentos del 20% para todos -cuando ese porcentaje sólo lo cobra la pequeña parte de maestros que recién se inicia- podemos tener una idea de la utilización de este proyecto para ganarse la adhesión de una gran parte de la sociedad. 
La nueva evaluación docente propone profundizar la línea histórica: desconocer económicamente una parte fundamental de la tarea docente, dejando nuestra formación en manos del mercado, privatizando la educación y generando la competencia entre colegas.


¿Cómo es la formación continua hoy?

Actualmente, al término de nuestra jornada laboral, los docentes “corremos” a hacer cursos. Quien necesite garantizar una suplencia, titularizar un cargo o ascender, debe acumular puntaje de este modo: hacer cursos pagos y vergonzosamente vacíos de contenidos, “sueltos” unos de otros, ofrecidos por sindicatos devenidos en empresas privadas dotadas de “formadores” de muy dudoso nivel. Al recibir el aval del Estado para llevar adelante estos negocios, esos sindicatos son absolutamente condescendientes a la hora de defender nuestros intereses en cualquier exigencia o negociación.
Además de estos cursos, también contamos con el Centro de Pedagogías de Anticipación -Cepa-, creado por el Estado en 1984. La posibilidad de realizar cursos en Cepa significó todos estos años una propuesta renovadora, ya que ofrece trayectos de formación intensos, como los postítulos, organizados por especialistas reconocidos mundialmente, como en el caso de Matemática y el de Literatura Infantil y Juvenil. Pero hay que decir que el Cepa viene sufriendo un desmantelamiento progresivo a través de levantamiento de cursos, el cierre de los postítulos y la precarización de los profesionales a través de contratos-basura.
Es curioso el hecho de que el gobierno de Macri sostenga esta política mientras dice preocuparse por la calidad educativa.
Sintetizando, así es como, después de cumplir con 10 horas de trabajo frente a los alumnos, los docentes debemos capacitarnos de esta forma. Este desgaste es parte del sistema, y atenta todos los días contra nuestra capacidad para enriquecer nuestra tarea. Por eso el aumento salarial acorde a la canasta familiar -que hoy no se cubre ni siquiera con dos turnos-, reajustado periódicamente de acuerdo a la inflación real, es la condición indispensable para mejorar la calidad educativa.


Otras Propuestas

Este sistema de evaluación viene a responsabilizar a los docentes de los reiterados fracasos en política educativa. En lugar de estos proyectos que, como vimos, no harán más que profundizar algunos problemas, proponemos trabajar en la más amplia unidad de las organizaciones docentes para impulsar el rechazo a esta propuesta y generar otras más integradoras y democráticas.
Nuestra tarea nos exige saber que la evaluación es indispensable en el proceso educativo. La realizamos periódicamente con nuestros alumnos y directivos. Por eso, esta no debe ser una medida aislada, mediática e impuesta por una gestión que desconoce el sistema público.
Frente a esto encontramos infinidad de propuestas superadoras para elevar la calidad educativa:
·        Generar una formación continua y en servicio.
·       Extender la jornada laboral a seis u ocho horas en Jornada Simple, acompañado de un aumento de salario acorde a la canasta familiar, para tener dos horas diarias donde planificar, corregir, discutir entre colegas y capacitadores nuestra práctica articulada con la teoría, y por supuesto, evaluar nuestra tarea.
·      Generar esos mismos espacios en la Jornada Completa efectuando el relevo de tareas para que los alumnos no pierdan clases.
·        Generar un nuevo cargo de maestra volante, con iguales derechos y salario que un docente de grado, que acompañe la tarea en los grados donde hay mayores demandas.
·        Articular nuestra formación continua con los Profesorados e Institutos docentes. Conformar centros de investigación educativa en los mismos.
·        Promover encuentros distritales de intercambio de experiencias.
·        Formar Equipos psicopedagógicos por escuela que trabajen en coordinación con los equipos correspondientes del hospital de cada zona.
Los docentes venimos peleando hace muchos años porque nuestros esfuerzos cotidianos redunden en la mejor escuela pública donde todos construyan conocimientos válidos, por eso hemos salido a pelear por la supervivencia del sistema público. Cada lucha por nuestro salario, por defender las jornadas de reflexión, para que se arreglen los edificios, por la defensa de grados que pretendieron cerrar, por mejorar la calidad de viandas y comestibles, y un largo etcétera, tiene y tuvo que ver con esto.


Por eso afirmamos:

No a la trampa de la evaluación docente atada al salario.
Sí a la formación continua y en servicio.
Sí a la construcción de un sistema de adquisición del conocimiento valorando a los docentes por su inquietud y ganas de mejorar sus prácticas.
Sí a la creación de redes democráticas y científicas en el sistema público de educación.
Queremos que la evaluación sea parte de un verdadero proceso de aprendizaje y construcción liberadora para las nuevas generaciones, para aportar a que nuestros alumnos sean parte de una Nación con sujetos que vivan su vida con libertad, amor y derecho a pensar y transformar sus condiciones de vida. Para que la escuela sea verdadero reflejo de un trabajo realizado con amor y vocación.